Los platos de carnaval en Bolivia: Una celebración de saberes y sabores
No todas las personas festejan carnaval, hay países que nunca lo hicieron y también existieron gobiernos militares que lo prohibieron, y hasta ahora, gobiernos democráticos no levantan esta censura. Una fiesta que desde la visión occidental es pagana y alejada totalmente de la religión judeocristiana, pero que en Oruro se pinta de religiosidad donde la Virgen del Socavón es su patrona, por lo menos, mientras las bebidas espirituosas no se encarguen de invocar los demonios que andan sueltos por todas las calles de esta ciudad minera.
Este año no hay fiesta, no hay bandas, no hay mares de cerveza, ni diablos haciendo su espectacular entrada bajo una lluvia de fuego, saltando y moviéndose de una manera que puede hacernos dudar que son humanos disfrazados, y por momentos podemos indicar que son seres que vienen desde el subsuelo a bailar con nosotros y nosotras, las personas mortales.


Tampoco seremos víctimas de las travesuras del personaje que sale de su tumba, este producto hibrido del Ch´uta Cholero y el K´usillo que se urbanizo dando vida al Pepino pandillero, que tras una máscara esconde su identidad para poder realizar bromas a las personas que, aun siendo sus víctimas, se reflejan en él, tal vez con un poco de envidia por el accionar libertino de este personaje paceño.
Aunque no podamos salir en comparsas, ni bailar en las calles, las cocinas no dejan de ser las cómplices del disfrute, los fogones siguen encendidos y nos brindan eso que nadie puede quitarnos, la comida. Volvemos a nuestra raíz y nos acordamos de las preparaciones que nos llevan a disfrutar de los variados y exquisitos productos de nuestra tierra en esta época del año.
En Norte Potosí, utilizan el mejor maíz para hacer la chicha que brinda momentos de goce colectivo, está hecha de maíz amarillo o ch’uspillo mezclado con wiñapo (germinado) de trigo que acompaña las comidas que se preparan en estas cocinas. Hornos encendidos para hacer empanadas de diferentes rellenos, con cebolla y queso fresco que se tiñen de rojo, amarillo y verde, literalmente debido a los ajíes vallunos y la deliciosa ulupica, la madre de los ajíes que conquistaron el mundo.
Chancho y cabrito asado en el horno de barro, brinda un ahumado aromatizado con molle rojo fresco. Comida de lunes de carnaval que viene acompañado de papa waylk´u y ensalada de verduras cocidas condimentadas con vinagre de chicha que quedo de la fiesta de Todos Santos, abundante llajua hecha en el batán de la abuela, donde queda guardado el sabor de locotos, tomates e intensas hierbas, que constituyen la salsa boliviana que acompaña todas las comidas, infaltable, a tal extremo, que su ausencia podría sabotear hasta los manjares meticulosamente preparados.
El martes con charango para las coplas irreverentes, serpentinas, mistura, confites, cerveza y chicha k´ulli para ch´allar nuestras “cositas”, chacras, animales y otros, agradeciendo a la Pachamama por todo lo que nos brinda, incontables insumos que ponemos en la mesa y alimenta nuestra identidad. Luego de hacer reventar los cuetillos comemos el infaltable Puchero carnavalero, un plato que se consume en gran parte de Sudamérica, de origen español, con una mezcla de sabores que contiene carne de res, papa blanca, chuño, garbanzo, repollo, duraznos, a veces peras, arroz k´aja y rehogado de cebolla con ají amarillo. El caldo donde fue hervida la carne con verduras se sirve en otro plato que humedece el paladar para poder disfrutar de este plato “levanta muertos”.

Recordando las kacharpayas de años pasados, este domingo de tentación comemos k´allu de quesillo, cebolla, tomates frescos, locotos y abundante quirquiña. Acabamos la chicha que nos acompañó toda la semana y guardamos las ganas contenidas, esperado que el siguiente año podamos abrazarnos y bailar con los nuestros y las nuestras dejando a un lado los temores, festejando la vida y la alegría de estar y ser parte de una cultura tan rica en tradiciones, sabores y saberes.
febrero 16, 2021 @ 1:01 pm
Felicidades!!! Un exquisito relato de nuestra gastronomía carnavalera.