Restaurantes de la Fundación Ichuri
Originalmente, la Fundación Ichuri funcionaba con donaciones, pero esto era insostenible. Por esta razón, el 2011, la institución sufrió una crisis: no tenía financiamiento y el dinero que se manejaba era de sus mismos interventores. Es así que se plantea una solución, crear una empresa que genere recursos para mantener los proyectos, resultando en Ichuri Coffee Restaurant, el brazo productivo de la fundación.
“Ahora son cinco restaurants (…) Así podemos mantener los proyectos sociales”, explica Carlos Huanca, director de la fundación.
Una de las trabajadoras del lugar no pasa de los 18 años, pero el director comenta que ya es la ejecutiva de su cocina, es decir, lidera a sus compañeros. Se vino de Copacabana y vive sola en un cuarto. Ella está ahorrando, porque el próximo año entrará a estudiar. Su horario comienza en la barra, a las 11, puesto que ocupa hasta las 16:00. De ahí, pasa a estar encargada de la cocina.
Como ella, todos los jóvenes que trabajan en los Ichuri Coffee Restaurant viven situaciones consideradas “de alto riesgo”, pues no trabajan y no tienen estudios.
“Se les brinda una oportunidad real. Es un riesgo, porque se equivocan, se quema algo. No son expertos, pero la gente que viene aquí sabe lo que hacemos y saben que están aprendiendo (…) Aquí se les da una oportunidad laboral pagada”.
En este negocio, los jóvenes tienen la oportunidad de trabajar durante periodos de tres meses, seis meses o un año. No se quedan indefinidamente, puesto que el objetivo de estos puestos es brindar oportunidades a varios jóvenes.
“De ahí buscamos una empresa que sí busque estabilidad”, señala Huanca. De esta manera, el restaurant sirve como una plataforma para que jóvenes puedan encontrar fuentes laborales y restituyan sus derechos, su educación y su salud.
Durante la pandemia, los restaurants entraron en riesgo de cerrar. “Nosotros no tenemos financiamiento y los alquileres continuaban. Decíamos, ya no podemos mantener los alquileres, no estamos trabajando como antes. Yo casi cierro todo, incluida la fundación”, admite Huanca.
No obstante, lograron continuar. Con delivery y a puertas cerradas, los negocios de la fundación continuaron. Hoy continúan con la lucha.